Perú: Estudian la influencia de las normas de género y la homofobia en la percepción del riesgo
Impacta (Lima, Perú). -- Desde una perspectiva sociocultural, el análisis de la percepción del riesgo y la negociación de la protección entre hombres homosexuales peruanos con identidad de género femenina nos muestra que, a pesar de tener estos actores conocimientos sobre el VIH y sus consecuencias, la negociación de la protección se ve restringida por normas de género hegemónicas y por la internalización de prejuicios como la homofobia. Esta es una de las ideas centrales de un estudio cualitativo realizado en el Perú por un equipo de investigación peruano-norteamericano de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y de Universidad de California (Los Angeles y San Francisco).
El estudio, publicado recientemente en la revista Cadernos de Saúde Pública, se llevó a cabo en dos localidades pobres de la costa peruana (Lima y Trujillo) sobre la base de una serie entrevistas en profundidad y grupos focales, los investigadores pusieron especial énfasis en el análisis del contexto sociocultural, donde encuentran el sustento de muchas de las barreras que dificultan la negociación sexual y la protección frente al VIH. Estas barreras, en este grupo de hombres homosexuales de bajos recursos, estarían relacionadas con la identidad social y sexual predominantemente femenina.
El concepto de identidad de género femenina es empleado en este estudio para caracterizar a “aquellos hombres que se identifican a sí mismos, y son identificados por la comunidad, como homosexuales y cuya identidad manifiesta diversos rasgos adscritos a las mujeres”. Esta tendencia a asumir una identidad femenina estaría más presente en condiciones de pobreza. Por otra parte, el concepto de riesgo es entendido en este caso en su dimensión social y cultural, y no solo como producto de acciones individuales. De este modo, “la conciencia de los peligros y la elección de los riesgos tendrán que ver más con la moral de una sociedad que con un simple análisis individual de costos y beneficios”. Los cálculos “están mediados por expectativas, carencias, prioridades, culpas, exigencias y límites, todas estas características delimitadas por el grupo, las cuales marcan, por un lado, una pauta de vida, y por otro, las normas sociales, que castigan o culpabilizan”. Estos y otros factores pueden oponerse a la intención de tener sexo seguro entre los hombres homosexuales.
Cuando el riesgo entra en el terreno de la moralización e ideologización, aparece en escena la “culpabilización social” de determinados grupos, cuyos miembros, en las posiciones sociales menos privilegiadas, ven afectadas sus posibilidades de reducir los riesgos a los que se ven expuestos. Ante el SIDA, cuando la sociedad busca culpables individuales, fija las miradas sobre las personas cuyos comportamientos escapan a la norma (los homosexuales). Esta moral social internalizada distingue lo que es “normal” de lo “anormal”, y configura una percepción del riesgo “marcada por condiciones de homofobia, marginación, pobreza, estigma y, muchas veces racismo”.
El análisis de los testimonios ha mostrado que las concepciones de los individuos sobre su no correspondencia con la sociedad “normal” produciría en ellos automarginación y una suerte de internalización de la homofobia. A esto se sumarían asociaciones en las que “actividad” y “pasividad” (como roles sexuales) son entendidas respectivamente como “constituyentes de las identidades de género masculina y femenina”. Se da entonces una apropiación del rol y los rasgos de la identidad femenina, junto a los desencuentros y contradicciones que conlleva la constatación de las diferencias biológicas y la carga moral relacionada con la “virtud” y la “promiscuidad”.
En los estratos sociales menos favorecidos, muchos homosexuales se acercan a una identidad más femenina en la búsqueda de "hombres verdaderos" (“heterosexuales” como ideal, activos). Esta identidad femenina reinterpretada llevaría implícita una “inferioridad” de la posición social asumida. Pero muchas veces se frustra el anhelo de “ser mujer para un solo hombre”. Ante el fatalismo de no poder ser “una mujer de verdad” y frente a la precariedad de las relaciones, afloran estrategias consistentes en “hacer la vida del compañero sexual agradable, mantenerlo económicamente, buscar el placer de él más que el propio, respetar su libertad de tener otras parejas”. En estos casos, la dependencia de la pareja se ve agudizada por el “guión idealizado” femenino caracterizado por la pasividad y la receptividad.
Al asumir una identidad de género femenina, los hombres ponen en segundo plano el temor a las enfermedades, “privilegiando, por el contrario, los sentimientos”. Esta situación, sumada a la culpa internalizada, impediría una negociación equitativa en las relaciones sexuales. Es así como las decisiones (sobre conductas preventivas) y los riesgos asumidos están influenciados por el contexto sociocultural. Con relación al VIH y a la negociación de la prevención, el “sentido de inmunidad subjetiva” o percepción de negación del riesgo, se estaría construyendo en un juego de poder e interacción social “a partir de identidades, roles y normas hegemónicas de género”.
En el Perú, la epidemia de VIH se encuentra principalmente “concentrada” en la población de hombres que tienen sexo con hombres, en la que la prevalencia de VIH alcanza alrededor del 14 por ciento.
Impacta Salud y Educación, 07/09/2006 (César Nureña)
Salazar X et al. Influencia del contexto sociocultural en la percepción del riesgo y la negociación de protección en hombres homosexuales pobres de la costa peruana. Cad Saúde Pública. 2006 Oct;22(10):2097-2104.
Impacta (Lima, Perú). -- Desde una perspectiva sociocultural, el análisis de la percepción del riesgo y la negociación de la protección entre hombres homosexuales peruanos con identidad de género femenina nos muestra que, a pesar de tener estos actores conocimientos sobre el VIH y sus consecuencias, la negociación de la protección se ve restringida por normas de género hegemónicas y por la internalización de prejuicios como la homofobia. Esta es una de las ideas centrales de un estudio cualitativo realizado en el Perú por un equipo de investigación peruano-norteamericano de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y de Universidad de California (Los Angeles y San Francisco).
El estudio, publicado recientemente en la revista Cadernos de Saúde Pública, se llevó a cabo en dos localidades pobres de la costa peruana (Lima y Trujillo) sobre la base de una serie entrevistas en profundidad y grupos focales, los investigadores pusieron especial énfasis en el análisis del contexto sociocultural, donde encuentran el sustento de muchas de las barreras que dificultan la negociación sexual y la protección frente al VIH. Estas barreras, en este grupo de hombres homosexuales de bajos recursos, estarían relacionadas con la identidad social y sexual predominantemente femenina.
El concepto de identidad de género femenina es empleado en este estudio para caracterizar a “aquellos hombres que se identifican a sí mismos, y son identificados por la comunidad, como homosexuales y cuya identidad manifiesta diversos rasgos adscritos a las mujeres”. Esta tendencia a asumir una identidad femenina estaría más presente en condiciones de pobreza. Por otra parte, el concepto de riesgo es entendido en este caso en su dimensión social y cultural, y no solo como producto de acciones individuales. De este modo, “la conciencia de los peligros y la elección de los riesgos tendrán que ver más con la moral de una sociedad que con un simple análisis individual de costos y beneficios”. Los cálculos “están mediados por expectativas, carencias, prioridades, culpas, exigencias y límites, todas estas características delimitadas por el grupo, las cuales marcan, por un lado, una pauta de vida, y por otro, las normas sociales, que castigan o culpabilizan”. Estos y otros factores pueden oponerse a la intención de tener sexo seguro entre los hombres homosexuales.
Cuando el riesgo entra en el terreno de la moralización e ideologización, aparece en escena la “culpabilización social” de determinados grupos, cuyos miembros, en las posiciones sociales menos privilegiadas, ven afectadas sus posibilidades de reducir los riesgos a los que se ven expuestos. Ante el SIDA, cuando la sociedad busca culpables individuales, fija las miradas sobre las personas cuyos comportamientos escapan a la norma (los homosexuales). Esta moral social internalizada distingue lo que es “normal” de lo “anormal”, y configura una percepción del riesgo “marcada por condiciones de homofobia, marginación, pobreza, estigma y, muchas veces racismo”.
El análisis de los testimonios ha mostrado que las concepciones de los individuos sobre su no correspondencia con la sociedad “normal” produciría en ellos automarginación y una suerte de internalización de la homofobia. A esto se sumarían asociaciones en las que “actividad” y “pasividad” (como roles sexuales) son entendidas respectivamente como “constituyentes de las identidades de género masculina y femenina”. Se da entonces una apropiación del rol y los rasgos de la identidad femenina, junto a los desencuentros y contradicciones que conlleva la constatación de las diferencias biológicas y la carga moral relacionada con la “virtud” y la “promiscuidad”.
En los estratos sociales menos favorecidos, muchos homosexuales se acercan a una identidad más femenina en la búsqueda de "hombres verdaderos" (“heterosexuales” como ideal, activos). Esta identidad femenina reinterpretada llevaría implícita una “inferioridad” de la posición social asumida. Pero muchas veces se frustra el anhelo de “ser mujer para un solo hombre”. Ante el fatalismo de no poder ser “una mujer de verdad” y frente a la precariedad de las relaciones, afloran estrategias consistentes en “hacer la vida del compañero sexual agradable, mantenerlo económicamente, buscar el placer de él más que el propio, respetar su libertad de tener otras parejas”. En estos casos, la dependencia de la pareja se ve agudizada por el “guión idealizado” femenino caracterizado por la pasividad y la receptividad.
Al asumir una identidad de género femenina, los hombres ponen en segundo plano el temor a las enfermedades, “privilegiando, por el contrario, los sentimientos”. Esta situación, sumada a la culpa internalizada, impediría una negociación equitativa en las relaciones sexuales. Es así como las decisiones (sobre conductas preventivas) y los riesgos asumidos están influenciados por el contexto sociocultural. Con relación al VIH y a la negociación de la prevención, el “sentido de inmunidad subjetiva” o percepción de negación del riesgo, se estaría construyendo en un juego de poder e interacción social “a partir de identidades, roles y normas hegemónicas de género”.
En el Perú, la epidemia de VIH se encuentra principalmente “concentrada” en la población de hombres que tienen sexo con hombres, en la que la prevalencia de VIH alcanza alrededor del 14 por ciento.
Impacta Salud y Educación, 07/09/2006 (César Nureña)
Salazar X et al. Influencia del contexto sociocultural en la percepción del riesgo y la negociación de protección en hombres homosexuales pobres de la costa peruana. Cad Saúde Pública. 2006 Oct;22(10):2097-2104.
Labels: conducta sexual, cultura, género, homofobia, hsh, Perú, riesgo
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